El césped misionero o el jardín primigenio
En Long Island (EE.UU.) un vecino se propuso habitar un jardín de plantas nativas que permite la diversidad de insectos, plantas, animales. Enfrentó de este modo al paisajismo del césped verde y químicos.
"Si Bill Jacobs fuera un hombre mezquino o menos religioso, miraría a través de la espesura de flores, arbustos y zarzas que rodean su casa y vería enemigos por todas partes. Porque al norte, al sur, al oeste y al este y todos los puntos intermedios, se extienden hectáreas y hectáreas de césped. Prados de césped que son podados y recortados con precisión militar en los bordes. Extensiones de césped de las que las hojas han sido desterradas con máquinas rugientes y que a menudo son bañadas con pesticidas. Céspedes primorosamente cuidados por paisajistas como Justin Camp, el vecino de al lado de Jacobs, que mantiene su propio manto verde inmaculado.
“Hace falta un tipo especial de persona para hacer algo así”, dijo Camp moviendo la cabeza en dirección del enselvado jardín salvaje de su vecino. “Yo vivo de podar césped, así que no es mi estilo”.
Su casa apenas se ve, desde principios de la primavera hasta bien entrado el otoño está oscurecida por un disturbio de flora que explota en color: bígaros violetas, amarillos mantecosos, blancos, naranjas profundos, escarlatas. Cultivan un surtido de algodoncillo, áster, baya del saúco, menta de montaña, hierba joe-pye, vara de oro, raíz de serpiente blanca y palo fierro. La mayoría son nativas de la región y prácticamente todas tienen la misión más elevada de proporcionar hábitats y alimento a aves migratorias y mariposas, polillas, escarabajos, moscas y abejas. (...)
Hace tres años, Jacobs dio un paso más al unirse a otra ecologista católica, Kathleen Hoenke, para lanzar la iniciativa Habitats Santa Kateri, que impulsa la creación de jardines amigables con la vida salvaje que incluyen plantas nativas y ofrecen un espacio para reflexionar y meditar (también colaboraron en un libro para niños que se publicará en 2023: Our Homes on Earth: A Catholic Faith and Ecology Field Guide for Children). (...)
El jardín de los Jacobs fue el primero e incluye plantas foráneas que le encantan a los pájaros y los insectos, como la aljaba –también conocida como fucsia— y que es un imán de colibríes así como el terreno de girasoles mexicanos de Lynn Jacobs, que sigue creciendo y donde, entre los pétalos, a menudo dormitan los abejorros por las tardes. Afuera, en la parte trasera, las hojas de otoño no se recogen para beneficio de los insectos que se quedan en la temporada de invierno y una pila de ramas caídas, que tienen varios años de antigüedad, es un hogar que han habitado generaciones de ardillas."
Fragmento. Nota publicada en el New York Times el 7 de diciembre 2021 firmado por Cara Buckley con fotografías de Karsten Moran.
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