Pandemia y Habitar V: La Borda, España.

La Borda, una cooperativa que en el 2012 construyó un edificio de 6 pisos bajo el lema "construir habitación para construir comunidad" en las afueras de Barcelona, España, alberga hoy 59 personas en 28 unidades de convivencia, 280 metros de espacios comunes (patio común, terraza, lavadero, cocina, comedor). Con un predio cedido por 75 años por la Comunidad de Barcelona, en esta cooperativa todos aportan una cuota por el coste de la construcción y del predio según sus condiciones y situación.
Este planteo de habitar y de comunidad en la pandemia del Covid19 es novedoso. La comunidad la integran personas de todas las edades, géneros y orientación social y el aislamiento en La Borda con un concepto de autosustentable y co gestión, puso a prueba el cuidado comunitario que se han planteado desde el anarquismo.

Publicado en La Pikara, por Johana Grezner este 20 de mayo, cuenta de primera mano su experiencia como residente de esta cooperativa en cesión de uso, sobre todo viviendo sola pero en comunidad con sus vecinos, quienes ante su aislamiento preventivo ofreció ayuda en las compras, en la limpieza, etc. Esta gestión comunitaria se basa en las asambleas y las comisiones que sostienen el proyecto comunitario.

"Antes de la crisis sistémica de la covid-19 estábamos en plena reorganización, y priorizábamos abordar el apoyo mutuo (monetario, material y emocional) entre habitantes ante las desigualdades que nos atraviesan; el trabajo en red con otros proyectos y el encaje colectivo de los cuidados a las criaturas de la comunidad y entre nosotras, así como los apoyos relacionales más allá de la red familiar. De golpe, como en millones de hogares, nos hemos visto sosteniendo un confinamiento donde se han relegado y vulnerado los derechos y las necesidades de niñas, niños y adolescentes desde el minuto cero del estado de alarma, concebido desde el adultocentrismo y una perspectiva reduccionista de la salud pública que les ha contemplado únicamente como vectores de transmisión del coronavirus; con guarderías, escuelas e institutos cerrados y madres y padres, que teletrabajan en su mayoría, sin ayudas estatales significativas para conciliar la vida personal, familiar y laboral, ni el apoyo crucial de sus mayores, que son un puntal de la crianza, porque son la población más vulnerable frente al virus"





"Estamos viviendo en propia piel hasta qué punto la corporalidad sigue siendo necesaria para organizarse y solventar necesidades cotidianas o emergentes que no siempre se pueden resolver a dos metros de distancia"(...)

"También se han generado espacios de expresión emocional acordes con este distanciamiento forzado, a la espera de poder entrar más a fondo cuando podamos estar juntas y juntos y mirarnos a los ojos sin pantallas de por medio. Una vez más, transitar juntas esta crisis no implica ser afines ni estar de acuerdo en todo, sino construir los consensos que sostengan una vida en común teniendo en cuenta la diversidad y los disensos internos"

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